Lección #4 | Clase de Menores, '¿A mi manera, o a la manera de Dios?' (3er trimestre 2022) 23 Julio

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Lección #4 | Clase de Menores, "¿A mi manera, o a la manera de Dios?" (3er trimestre 2022) | 23 Julio 2022

Repaso Lección Escuela Sabática Clase Menores | Lección 4 | ¿A mi manera, o a la manera de Dios? | 23 Julio 2022
Iglesia Adventista del Séptimo Día
Children's Zone IASD

Resumen de la lección: 👇👇

A través de los siglos la adoración ha representado una prueba
de fe. Desde la época de Adán y Eva, los seres humanos han tenido
la posibilidad de elegir entre la verdadera adoración, que es
agradable a Dios, y la adoración falsa, que no toma en cuenta lo
que Dios requiere. Después de que nuestros primeros padres
desobedecieron la ley de Dios, él prometió enviar al Redentor
que restauraría la humanidad a su condición original. La fe en el
Salvador prometido se convirtió en una señal de genuina
adoración. La historia de Caín y Abel presenta un cuadro vivo de
las consecuencias que se observan como resultado de la forma en
que adoramos a Dios. También se nos da la misma opción hoy.
Podemos decidir si vamos a adorar a Dios por medio de los méritos
de Cristo o a través de nuestros propios méritos inadecuados.

Esta lección trata sobre la adoración: 👇👇

Demostramos nuestra lealtad a Dios, o nuestra falta de lealtad,
en la forma en que lo adoramos. La fe en el sacrificio del Redentor
es la muestra de un culto agradable a Dios. De lo contrario,
le ofrecemos una adoración falsa. Ojalá que decidamos ofrecerle
a Dios el verdadero culto que se merece.

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Caín y Abel representan dos clases de personas que existirán en
el mundo hasta el fin del tiempo. Una clase se acoge al sacrificio
indicado; la otra se aventura a depender de sus propios méritos; el
sacrificio de estos no posee la virtud de la intervención divina y, por
lo tanto, no puede llevar al hombre al favor de Dios. Únicamente por
los méritos de Jesús son perdonadas nuestras transgresiones. Los que
creen que no necesitan la sangre de Cristo, y que pueden obtener el
favor de Dios por sus propias obras sin que medie la divina gracia,
están cometiendo el mismo error que Caín. Si no aceptan la sangre
purificadora, están bajo condenación. No hay otro medio por el cual
puedan ser librados del dominio del pecado. [ ...)
"Cristo es nuestra única esperanza. 'En ningún otro hay
salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los
hombres, en que podamos ser salvos'" (Patriarcas y profetas,
cap. 5, p. 53).
¿En qué sentido mi adoración refleja mi obediencia a los
mandamientos de Dios? ¿Acaso mi fe descansa en los méritos de Cristo?
¿Qué podría hacer para estimular a mis alumnos para que adoren
fielmente a Dios?